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domingo, 16 de enero de 2011

Aguila de plata


Estoy aquí parado frente al espejo vestido con mi traje de gala, tomo mi saco del respaldo de la silla lo que causo que cayera un bastón que ahí estaba recargado, el bastón hecho con madera de roble perfectamente barnizado, su mango con forma de águila hecho con plata mexicana casi todo, menos una pequeña serpiente que está hecha con el metal de una bala que estuvo alojada en mi pierna el ultimo día de mi misión con el ejercito en Afganistán, al levantar el bastón y ver esa águila que me recuerda mis raíces y después levantar la vista y ver en la vitrina una brillante medalla de oro junto a un marco que portaba una vieja foto de unos niños que jugaban y sonreirán felices, al ver todo eso los recuerdos me inundan y me siento en mi cama a pensar sobre lo que pasara esta tarde y todo lo que paso' para que esto sea posible.

    Todo empezó en un pequeño pueblo de Jalisco; varias generaciones de mi familia que ahí nacieron, vivieron y murieron se dedicaban al campo y las artesanías, así fue hasta que el zorro con botas hiciera complicada la vida para la gente de campo como nosotros así que los hombres del pueblo cada vez migraban más hacia los EEUU; yo quería evitar salir del país, pero la situación cada vez empeoraba mas y mas lo que hacía imposible el permanecer más tiempo así que un día tome mi herramienta y la vendí junto con mi casa y las tierras que eran lo último que quedaba de mi familia, así que ahí estaba yo empacando unas camisas, un par de pantalones y mil recuerdos, mientras revolvía cajones y metía cosas en mi pequeña maleta encontré una vieja foto que me tomo mi abuelo en los columpios de la parte de atrás de la casa, en esa foto salía sonriente y tranquilo sin ninguna preocupación o problema, solo vivía el momento; junto a mí en esa foto estaba la niña que crecería para convertirse en el amor de mi vida: María García del Rosario.
     Mientras observaba embobado la foto que nos tomamos aquel domingo, la puerta se abrió de repente aventando una vieja escoba que por descuido había dejado ahí recargada y esta a su vez golpeo un florero tirándolo al suelo y rompiéndolo en mil pedazos, uno de esos pedazos llego a mi pie haciendo una pequeña herida, pero ni tiempo me dio de sentir dolor cuando vi a mi visitante y el estado en que se encontraba, era María y sus ojos estaban bañados en lagrimas, su padre acababa de morir y me abrazo fuertemente, yo no sabía cómo responder mi corazón latía increíblemente fuerte y sentía que mis oídos se podían reventar en cualquier momento.

          Al día siguiente asistí a el funeral del señor, mucha gente estaba ahí por lo cual me costó trabajo encontrar a María, la encontré dentro de la iglesia, ella estaba haciendo guardia junto a el ataúd de su padre, yo me pare a su lado haciendo guardia y podía notar en sus ojos que no había dormido por estar velando el cuerpo toda la noche, solo nos separaba un ataúd blanco mientras yo ardía de deseo por abrazarla y besarla, la misa acabo y los seis que estábamos de guardia en ese momento nos toco levantar el ataúd y llevar a el cuerpo a su morada final, mientras caminábamos con rumbo a el panteón crucé mirada con ella un par de veces, pero no dijimos palabra alguna. Llegamos a el panteón y el momento de enterrar el cuerpo llego y la fuerza que hasta el momento ella había demostrado desapareció, ella se derrumbo y recuerdo que me costó trabajo mantenerme en pie ya que intento recargarse en mi hombro, pero lo hizo con demasiada fuerza que pareció más bien un cabezazo; nos quedamos ahí abrazados hasta que todos se habían ido ya del panteón, al vernos solos me miro con sus ojos color rojo brillante por culpa de tanto llanto y me dijo-estoy sola ahora, tu eres lo único que tengo ahora, mi mejor amigo- en ese momento la interrumpí, no quise decírselo así pero era el momento de que lo supiera- María..... mañana me voy para el otro lado- antes que pudiera explicarle mis razones ella salió corriendo llorando de nuevo, quise detenerla, pero no sabría que decirle sin entrar en una discusión que preferí evitar así que me fui a casa a terminar de empacar.

      La mañana siguiente tome mi maleta y salí de casa por última vez, mientras caminaba recordaba momentos de mi vida en mi viejo pueblo; antes de irme pase por la casa de María y le deje una carta debajo de la puerta (lo que la carta decía ahora no es importante así que continuare relatando), tome mis maletas y camine hacia la parada de el autobús, a lo lejos vi a una mujer esperando el autobús con un par de maletas bastante grandes y pesadas, a lo cerca me percate que era María..... Continuara